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Nicolás Roerich

GURÚ, EL MAESTRO


       Una vez, en Finlandia, estaba sentado a orillas del Lago Ladoga con un muchacho de una granja. Un hombre de mediana edad pasó cerca de nosotros y mi pequeño compañero se puso de pie y con gran respeto se quitó el sombrero. Más tarde le pregunté:

       — "¿Quien era este hombre?"

       Y con una seriedad especial, el chaval respondió:

       — "Es un maestro."

       Nuevamente pregunté:

       — "¿Es tu maestro?"

       — "No — contestó el muchacho —, es el maestro de la escuela vecina."

       — "Entonces, lo conoces personalmente" — persistí.

       — "No" — contestó, con asombro.

       — "Entonces, ¿por qué lo saludaste con tanto respeto?"

       Con mayor seriedad aún, mi pequeño compañero respondió:

       — "Porque es un maestro."

       Un incidente muy similar me ocurrió a orillas del Rin cerca de Colonia. Nuevamente vi con gozoso asombro, cómo un hombre joven saludaba a un maestro de escuela. Tengo los recuerdos más edificantes de mi maestro, el profesor Kuinjy, el famoso artista ruso. La historia de su vida podría colmar las páginas más inspiradoras de una biografía para la joven generación. Era simplemente un pastor en la península de Crimea. Sólo a través de un esfuerzo incesante y ardiente hacia el arte, pudo conquistar todos los obstáculos y convertirse finalmente no sólo en un artista altamente estimado y en un hombre de grandes medios, sino también en un verdadero Gurú para sus discípulos en el elevado concepto hindú.

       Tres veces intentó entrar en la Academia Imperial de Bellas Artes y tres veces fue rechazado. La tercera vez, admitieron a veintinueve aspirantes y ni uno solo dejó su nombre en la historia del arte. Sin embargo, solamente uno, Kuinjy, fue rechazado. El consejo de la Academia no era el de los Gurús y ciertamente carecía de perspicacia. Pero el joven era persistente y en lugar de intentarlo inútilmente, pintó un paisaje y lo presentó en la Academia para una Exposición. Recibió dos distinciones sin pasar el examen. Trabajaba desde temprano por la mañana. Pero a mediodía subía a la azotea de su casa en Petrogrado donde, con el disparo que marcaba el mediodía, miles de pájaros le rodeaban por completo. El los alimentaba, hablándolos y estudiándolos como un padre amante. En ocasiones, aunque muy pocas, nos invitaba a nosotros, sus discípulos, a su famosa azotea. Y oíamos historias notables sobre las personalidades de los pájaros, acerca de sus hábitos individuales y de la forma de acercarse a ellos. En estos momentos, este hombre bajo y fornido, con su cabeza leonada, se volvía tan tierno como San Francisco. Una vez le vi muy cabizbajo durante todo el día. Una de sus amadas mariposas se había roto el ala y había inventado un medio muy hábil para arreglársela, pero su invención era demasiado pesada y su noble esfuerzo no había tenido éxito.

       Sin embargo, con los discípulos y artistas sabia cómo ser firme. Solía repetir con mucha frecuencia: — "Si eres un artista, lo serás hasta en la cárcel".

       Una vez, un hombre fue a su estudio con algunos bosquejos y estudios muy buenos. Kuinjy los elogió. Pero el hombre dijo:

       ~ — "Bueno, soy desafortunado, pues no puedo darme el lujo de seguir pintando."

       — "¿Por qué?" — preguntó Kuinjy con compasión. Y el hombre dijo que tenía una familia que mantener y que tenía un empleo de diez a seis. Entonces Kuinjy le preguntó con agudeza:

       — "¿Y qué hace desde las cuatro a las diez de la mañana?"

       — "¿Cuándo?" — preguntó el hombre.

       Kuinjy explicó:

       — "Ciertamente por la mañana."

       — "Por la mañana, duermo" — respondió el hombre.

       Kuinjy entonces levantó la voz y dijo:

       — "Bueno, se pasará durmiendo toda la vida. ¿No sabe que de las cuatro a las nueve es el mejor momento creativo? Y no es necesario trabajar en el arte más de cinco horas por día."

       Luego Kuinjy añadió:

       —"Cuando trabajaba como retocador en un estudio de fotografía, también tenía un empleo de diez a seis. Pero desde las cuatro a las nueve, tenía tiempo suficiente para convertirme en un artista."

       A veces, cuando un discípulo soñaba con algunas condiciones especiales para su obra, Kuinjy reía:

       — "Si eres tan delicado que tienes que estar dentro de una caja de cristal, entonces es mejor perecer cuanto antes, pues nuestra vida no necesita una planta tan exótica."

       Pero cuando veía que su discípulo conquistaba las circunstancias y atravesaba, victorioso, el océano de tormentas terrenales, sus ojos centelleaban y a viva voz, exclamaba:

       — "Ni el sol ni la escarcha pueden destruirte. Esta es la forma. Si tienes algo que decir, podrás manifestar tu mensaje a pesar de todas las condiciones en el mundo."

       ~ Recuerdo que una vez vino a mi estudio en el sexto piso, que en aquel momento no tenía ascensor, y criticó severamente mi pintura. De modo que casi no dejó nada de mi concepto original y se marchó con gran alboroto. Pero menos de media hora después, volví a oír sus pesados pasos y golpeó a la puerta. Nuevamente había subido las extensas escaleras con su pesado abrigo de piel. Jadeando, dijo:

       — "Bueno, espero que no tomes seriamente todo lo que dije. Todos pueden tener su punto de vista. Me sentí mal cuando me di cuenta de que quizás habías tómado nuestra discusión con demasiada seriedad. Todo puede ser enfocado de diferentes maneras y, en realidad la verdad es infinita."

       Y a veces, en el mayor de los secretos, encargaba a uno de sus discípulos que llevara dinero en forma anónima a algunos de sus discípulos más pobres. Y hacía esto cuando estaba completamente seguro de que su secreto no sería revelado. Sucedió una vez que en la academia surgió una revuelta contra el Vicepresidente Conde Tolstoy y, como nadie podía calmar la ira de los estudiantes, la situación se tornó muy grave. Entonces inalmente, Kuinjy fue a la asamblea general y todos permanecieron en silencio. El dijo:

       — "Bueno, no soy ningún juez. No sé si vuestra causa es justa o no, pero personalmente os pido que comencéis con vuestro trabajo, pues habéis venido aquí para convertiros en artistas."

       La reunión se acabó de inmediato y todos regresaron a las aulas, pues el propio Kuinjy así lo había pedido. Tal era la autoridad del Gurú.

       De dónde surgió su concepto de la verdadera condición de Gurú, en la refinada interpretación oriental no o sé. Ciertamente en él existía una sincera manifestación de su propia personalidad, sin ninguna intención superficial. Este era su estilo, y en la sinceridad de este estilo, conquistó no sólo como artista sino como un poderoso modelo vital, que dio a sus discípulos el mismo poder amplio e inflexible para alcanzar su objetivo.

       Mucho después, en la India, vi estas figuras de Gurús y he visto a los fieles discípulos que sin ninguna reverencia servil, sino más bien con un gran entusiasmo de espíritu, veneraban a sus Gurús con esa completa sensibilidad de pensamiento que es tan característica de la India.

       He oído una historia encantadora de un pequeño hindú que encontró a su Maestro. Se le preguntó:

       — "¿Sería posible que el sol se oscureciera para ti si lo vieras sin tu Maestro?"

       El muchacho sonrió:

       — "El sol permanecería igual, pero en la presencia del Maestro, para mí, brillarían doce soles."

       El sol de la sabiduría de la India brillará, pues a orillas de un río hay un chaval sentado que conoce al Maestro.

       En las mismas enseñanzas de la India se dice:

       —"¡Bendita seas, India! Pues tú sola has protegido el concepto de Maestro y Discípulo. El Gurú puede disipar el ataque del sueño. El Gurú puede levantar el espíritu desanimado. ¡Ay de aquel que haya osado reclamar falsamente a alguien como su Maestro y que pronuncie con ligereza la palabra Maestro, mientras se honra a sí mismo! Verdaderamente florece aquel espíritu que comprendió el sendero de la ascención; y fracasa aquel que se inclinó en la duplicidad del pensamiento."

       Se puede preguntar a un niño hindú si desea poseer un Gurú. No hace falta ninguna palabra como respuesta. Pues los ojos del niño expresan deseo, esfuerzo y devoción. El fuego de Aryavarta resplandecerá en sus ojos. La corriente de los Rig-Vedas brillará en las laderas de las montañas.

       ~ "¿Quién puede describir con palabras toda la procesión de los Maestros? O bien hay una conciencia de ella, como una serpiente de conocimiento o, a falta de ello, está la oscuridad, el sueño, la obsesión. No hay necesidad de espantar, pero sí hace falta decir a todos los que se han acercado al Yoga: Tu apoyo es el Maestro. Tu escudo es la devoción al Maestro. Tu destrucción es la indiferencia y la duplicidad.

       ¡Aquel que sonríe de la misma manera a los amigos y a los enemigos del Maestro es indigno. Aquel que no traiciona al Maestro, aun por medio de la reserva cuando hace falta hablar, puede alcanzar el escalón del umbral."

       Así habla el Agni Yoga, que prevé el espléndido futuro de la humanidad si ésta domina sus posesiones.

       Tenemos el mismo concepto del Maestro no sólo en la India sino en todo Oriente. Ciertamente, en muchos países orientales, ruge ahora la tormenta de la civilización venidera. Podemos imaginar cuántos conceptos mal entendidos pueden dañar este sentimiento supremo de la jerarquía del conocimiento. Desaparecen tantos símbolos y signos bellos a través de una mecanización tan superficial de la vida. Y sin embargo, hasta en los lugares más remotos se puede distinguir esta compresión instintiva de la condición del Gurú. ¿Cómo podemos expresar, en los términos habituales, la dignidad, la noble comprensión, de aceptar el cáliz del conocimiento?

       El sentido de convicción es la cualidad más oculta de la alta creación en el arte. La crítica más hábil no puede explicar por qué creemos y apreciamos a muchos de los primitivos italianos y de los Países Bajos, por qué hay tanto en el modernismo que no puede explicarse y sin embargo es convincente. Esta cualidad de ritmo interior, de contactos interiores de color y línea, esta ley oculta de proporciones dinámicas no puede expresarse por completo con las frases convencionales y no obstante, existen y gobiernan nuestras creaciones. Con toda certeza algunos conceptos inexpresables. Recuerdo que en una sociedad filosófica, uno de los poetas-filósofos contemporáneos más importantes dejó de asistir a las reuniones. Y cuando se le preguntó la razón, se encogió de hombros:

       — «Porque hablan de lo inefable.»

       Todo lo inefable y no convincente en la conversación común, se vuelve claro y convincente bajo el toque benévolo del Maestro. Toda creación artística es una dinamo, cargada con infinita energía que eleva, verdadera generadora de entusiasmo. Ciertamente esto es comparativo. Algunas de las creaciones están cargadas con esta energía primaria durante una hora, y algunas eternamente; esto es la relatividad. Pero el momento más álgido es cuando el Maestro y los discípulos, a veces de una forma casi silenciosa, tocan esta fuente de lo Bello. Todos saben con cuánta frecuencia, sin una palabra, un gesto rítmico cubre el abismo de un malentendido. ¿Y no es acaso el malentendido lo que debemos vencer? En realidad, ¿dónde puede estar el mal, en especial en el vasto campo de la Belleza? Ciertamente, puede haber ignorancia y fealdad nacida de la ignorancia; pueden hallarse los hijos de la ignorancia, del malentendido. En nuestros días de tanta confusión y corrupción, cuando el espíritu está sujeto por las pesadas cadenas del convencionalismo, cómo necesitamos observar cada comienzo de comprensión, y cómo debemos extinguir estos desagradables parásitos que crecen con tanta rapidez y transforman al jardín más bello en una jungla de desechos.

       ¿Y quién puede curar esta enfermedad de fealdad? Sólo el Maestro. ¿De qué manera puede actuar? Como un Gurú. ¿Es tan difícil e inaplicable en nuestros días?

       Me alegro de hablar de los Maestros. Todos vosotros sabéis mejor que cualquiera el significado interior del concepto sagrado de Gurú y Maestro. Si todos lo sabemos, podríamos preguntar, ¿por qué hablar de ello? Pero también conocemos la fuerza de la plegaria; conocemos el significado del sortilegio; conocemos el encanto de los cánticos; entonces, conozcamos el significado de Gurú, el significado de un Maestro de la vida y hasta en los mejores momentos de nuestra vida repetiremos este elevado concepto. Porque al repetirlo, estamos cimentando el espacio con las mejores piedras del futuro.

       ¡Evolución, generación joven, futuros héroes de un país, futuros mártires de la sabiduría y de la belleza, conocemos nuestra responsabilidad ante vosotros! Con cada afirmación de lo Bello y de lo supremo, estamos creando la calidad de la vida futura. ¿Es posible crear esta vida futura y algo de felicidad para las generaciones venideras sin gozo y entusiasmo? ¿Y de dónde viene esta llama de entusiasmo, de incesante éxtasis creativo? De las flores del campo de la belleza, con certeza. Si tomamos de la vida todas las expresiones de belleza, cambiaremos la historia misma de la humanidad.

       Los Maestros de arte, ¿acaso no son Maestros de la síntesis? En las antiguas enseñanzas, el arte y la belleza se explican como los conceptos más elevados. Recordamos la historia de las Upanishads, cuando durante la búsqueda de Brahma, éste apareció en la sonrisa del bello Ima. Lakshmi la Diosa de la Felicidad, es la diosa más bella. La fealdad, realmente, no üene nada que ver con la felicidad. En nuestro servicio al arte y a la belleza, ¿acaso el sentimiento más gratificante y elevado no es saber que servimos a la verdadera síntesis de la evolución venidera? Al esparcir las semillas de la belleza, estamos creando la vida bella. ¿Dónde y cómo podemos amalgamar todas las extrañas formaciones del conglomerado de la vida contemporánea? Realmente, sólo el velo de la belleza puede cubrir y transformar mágicamente la mueca del malentendido en la dicha iluminada del conocimiento verdadero. La vida es así de complicada no sólo para los Maestros sino también para los discípulos. ¿Cómo encontrar el equilibrio entre el cuerpo sano y la fealdad de los deportes exagerados? ¿Cómo conciliar la gracia suprema de la danza con la monotonía y el convencionalismo de algunos de los bailes más modernos? ¿Cómo conciliar la noble lucha por la música con el perturbador jazz de la actualidad?

       ¿Cómo conectar el más elevado factor espiritual con el estado inferior de la materia? ¿Acaso estas antítesis son las inaccesibles, o se puede encontrar una base verdaderamente unificadora, no sólo en los sueños y en el pensamiento, sino también aquí en la tierra? El pensamiento moderno exige hechos. El positivismo más calculador quiere atraer el cielo hacia la tierra. Recordemos lo que dice uno de los filósofos contemporáneos más positivistas, el Profesor Nicholas Lossky, en sus notables estudios, Materia y Vida:

       "Después de todo lo que se ha dicho, no es difícil dar un concepto de los rasgos más de la enseñanza de la materia en el sistema de la percepción del mundo orgánico. Si la materia se origina en la existencia suprema, existencia que es también capaz de crear otras formas de realidad además de la materia, entonces las leyes de la naturaleza material están condicionadas en más alto grado de lo que admiten los físicos. Naturalmente, dudamos de que la fórmula de cada ley vaya a permitir un amplio margen de condiciones, la mayoría de las cuales aún no están cristalizadas; de esta manera, la ley no siempre es exacta, en otras palabras, en general es demasiado amplia.

       Por ejemplo, esperar que bajo todas las condiciones el agua hierva a cien grado es prácticamente no tomar en cuenta la complejidad de la naturaleza; además de la temperatura necesaria, hace falta una presión atmosférica normal, pureza química del agua, etc. El físico reconoce estas incalculables condiciones adicionales, pero como sólo trata con la materia, se ha acostumbrado a pensar que todas estas condiciones son puramente físicas.

       ~ Por lo tanto, al establecer las leyes más comunes, como por ejemplo la ley de la indestructibilidad de la materia, cuando la cuestión concierne a la naturaleza general de la materia, el físico presume que no hay necesidad de incluir los detalles adicionales dentro de la fórmula de la ley. Es más, para la mente de este físico, que tiende hacia el materialismo, cualquier limitación de esta ley resulta inconcebible. Y verdaderamente, mientras permanezcamos en el territorio de los procesos materiales, la aniquilación de la materia a través de medios físicos, presión o impulso, parece inadmisible y hasta inconcebible.

       Sin embargo, supongamos que la materia no es la única forma de existencia en la naturaleza, y aún más, supongamos que la materia es algo que evoluciona, que está sujeta a la acción de los principios más elevados de los elementos, entonces el sitio de la materia en la naturaleza se vuelve mucho menos durable de lo que cree la mente de un materialista.

       De modo que no es difícil concebir también condiciones en que la aniquilación de una partícula de la materia también es posible."

       Así pues, vemos que hasta en el concepto del científico más positivista está claramente expresada la relatividad de la materia. En esta relatividad hay una ventana abierta para los conceptos más elevados. ¡Qué se acerquen a nuestra üerra! Que saturen la evolución venidera no sólo como una transfiguración externa sino también como la evolución del ser más recóndito. Se necesitan los hechos, pero no debe haber hipocresía ni superstición en la comprensión de estos hechos. En el campo de la enseñanza, resulta un especial gozo expulsar no sólo la ignorancia, sino ese feo retoño de la ignorancia la superstición y la libertad de la disciplina entra donde la fea superstición se ha destruido. El sacrificado estudio de los hechos nos abre el mayor grado de la materia. El rayo cósmico ya no es un cuento fantástico, sino que ha entrado en el laboratorio del científico, y la mende del científico sabe cuántos más rayos y formas de energía pueden entrar en nuestra vida y pueden aplicarse para la elevación de cada hogar. La transfiguración benévola de la vida está en el umbral; aún más, llama a nuestra puerta, pues muchas cosas pueden distribuirse de inmediato, sin tardanza. Cuántos problemas sociales pueden resolverse sin hostilidad, pero sólo con una condición, que sean resueltos de una manera bella. Bien, podemos evocar las energías desde el espacio; podemos iluminar nuestra vida con rayos poderosos, pero estos rayos serán bellos, tanto como el concepto de la evolución.

       ¡Nuestra responsabilidad ante Lo Bello es grande! Si lo sentimos, podemos exigir a nuestros discípulos la misma responsabilidad hacia este principio supremo. Si sabemos que es una nececidad, igual que durante una tormenta en el océano, podemos requerir de nuestros compañeros la misma atención hacia la exigencia más aguda del momento.

       Por supuesto, estamos introduciendo el arte en todas las manifestaciones de la vida. Estamos luchando por demostrar la calidad de la labor creativa, pero esta calidad puede reconocerse sólo cuando sabemos qué es el éxtasis ante lo bello; y este éxtasis no es el de una imagen inmovilizada, sino que es movimiento, es el Nirvana vibrante, no el falso concepto del Nirvana de la inmovilidad, sino el Nirvana de la actividad más noble e intensiva. En todas la enseñansas antiguas, hemos oído hablar de la nobleza de la acción. ¿Cómo pueden ser nobles si carecen de belleza? Vosotros sois los maestros del arte; sois los emisarios de la belleza; conocéis la responsabilidad ante la futura generación y en ella se manifesta vuestro gozo y vuestro poder invencible. Vuestras acciones son las acciones nobles.

       Y a vosotros, mis jóvenes amigos invisibles, enviamos nuestra llamada. Sabemos qué difícil resulta comenzar la lucha por la luz y la conquisa. Pero los obstáculos sólo son nuevas posibilidades para crear una energía benéfica. Sin batalla, no hay victoria ¿Y cómo podéis esquivar las flechas benévolas de 1a oscura enemistad? Acercándoos a vuestro enemigo de tal forma que le falte espacio hasta para disparar una flecha. Y después de todo, sin afán no puede lograrse nada iluminado. De modo que ¡bendita sea la labor! ¡Y benditos seáis vosotros, jóvenes amigos, que camináis victoriosos! Los Gurús del pasado y del futuro están con vosotros.

       ~ ¡Gurús, a vosotros, mi invocación y mi respeto!


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