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Nicolás Roerich

ALABANZA A LOS ENEMIGOS


       ¡Y así hablaremos! Vosotros lo impediréis y nosotros contruiremos. Retrasaréis la estructura y nosotros templaremos nuestra habilidad. Apuntaréis todas vuestras flechas y nosotros levantaremos nuestros escudos. Mientras estéis planeando estrategias sutiles, ya estaremos ocupando un nuevo sitio. Y donde tengamos un solo camino, vosotros intentaréis con cientos. Vuestras trincheras solo nos indicarán el sendero de la montaña. Y cuando dirijamos nuestros movimientos, vosotros deberéis compilar un voluminoso libro de negaciones. Pero no nos estorbarán compilaciones.

       Verdaderamente no es agradable para vosotros enumerar todo lo que se hace contra vuestras reglas. Vuestros dedos se entumecerán cuando contéis con ellos todos los casos de prohibiciones y negaciones. Sin embargo, al final de todas las acciones, la fuerza permanecerá con nosotros. Pues expulsamos el miedo y adquirimos paciencia, y ya no podemos decepcionarnos. Y sonreiremos ante vuestras muecas, vuestros planes y vuestros silencios. Y ello, no porque estemos especialmente ungidos, sino porque no amamos los diccionarios de negaciones. Y entramos en cada batalla sólo con un plan constructivo.

       Por centésima vez decimos con una sonrisa: os damos las gracias, enemigos y perseguidores. Nos habéis enseñado el ingenio y la fuerza inagotable. Gracias a vosotros, hemos encontrado gloriosas montañas con inagotables lechos de minerales. Gracias a vuestra furia, los cascos de nuestros caballos están herrados con plata pura, más allá de los medios de que disponen nuestros perseguidores. Gracias a vosotros, nuestras tiendas brillan con una luz azul.

       Anheláis saber quiénes somos en realidad; dónde están nuestras moradas; quiénes son nuestros compañeros de viaje. Pues habéis inventado tantas calumnias acerca de nosotros, que vosotros mismos estáis desesperadamente enredados. ¿Dónde está el límite?

       Al mismo tiempo, varias personas agudas insisten en que no sólo es útil sino altamente beneficioso para vosotros seguir por nuestro camino, y que nadie que haya caminado con nosotros perdió algo, sino que más bien ha recibido nuevas posibilidades.

       ¿Sabríais dónde está nuestra vivienda? Tenemos muchos hogares en muchas tierras y amigos vigilantes protegen nuestras moradas. No divulgaremos sus nombres, ni tampoco registraremos la vivienda de vuestros amigos. Tampoco intentaremos convertirlos. Muchos viajan con nosotros y en todos los rincones del mundo, en las alturas, brillan amistosos fuegos-guías. Alrededor de ellos, el benévolo viajero siempre encontrará un sitio. Y verdaderamente, los viajeros se apresuran para acercarse a ellos. Pues, además de la palabra impresa y el correo, fuerzas invisibles despachan las comunicaciones, y con un suspiro, el gozo, el dolor y la ayuda viajan a través del mundo más rápidamente que el viento. Y como un muro ardiente se yerguen las almenas de los amigos.

       Esta es una época significativa. No debéis esperar atraer muchos jóvenes a vuestra causa, pues ellos también son los designados. En los países más variados, ellos también piensan en una sola cosa y encuentran con facilidad la clave del misterio. El misterio conduce a la juventud hacia el glorioso fuego-guía, y nuestra juventud es consciente de que la cruel actualidad puede transformarse en un festival de trabajo, amor y logro. Tienen la valiente conciencia de que algo glorioso y radiante está ordenado para ellos. Y de ese poderoso fuego, nadie puede expulsarlos.

       Hemos conocido a aquellos que tras sus horas de labor se acercan en silencio, preguntándonos cómo vivir. Y sus manos, enrojecidas por el trabajo, se retuercen nerviosamente sobre toda la lista de problemas necesarios e inexpresados. A estas manos no se les da una piedra en lugar del pan del conocimiento.

       Recordamos cómo llegaron en la penumbra suplicándonos que no nos marcháramos. A estos amigos no se les puede decir que no nos estábamos alejando de ellos, sino que nos marchábamos por su bien, para traerles el cofre del tesoro.

       Y ahora vosotros, los negadores, preguntáis otra vez cómo podemos comprendernos unos a otros sin disputas. De esta manera: un amigo contribuye con lo que más hace falta; un amigo no desperdicia el tiempo. Así la pelea se transforma en un debate. Y el más primitivo sentido de ritmo y medida se transforma en la disciplina de la libertad. Y la compresión de la unidad, que no titubea, sino que busca la iluminación, transforma toda la vida. Y luego, aún hay algunas palabras que sólo podéis encontrar vosotros, conscientemente firmes y luchando con justicia.

       Muchas veces os enfadáis y perdéis la paciencia, pero debería ser precisamente lo opuesto. Calumniáis y condenáis y, con ello, colmáis el aire de boomerangs que después os pegan en la frente. El "pobre Makar" se queja de los conos que le golpean dolorosamente, pero él mismo los ha arrojado.

       No rehusáis volveros importantes y rodearos de presunción, olvidando que el engreimiento es el signo más seguro de la vulgaridad. Ahora habláis de ciencia y, sin embargo, los experimentos nuevos os parecen sospechosos.

       Ahora os reís de la reclusión y vosotros mismos no os percatáis de los usos más prácticos del laboratorio de la vida. Vosotros mismos estáis deseando escaparos cuanto antes de un cuarto lleno de humo.

        Muchas veces os ocultáis y expresáis dudas, mientras que la duda es el veneno más insidioso inventado por seres viciosos. Ahora dudáis y traicionáis y no deseáis aprender que ambas negaciones son el producto de la ignorancia que no es de ninguna manera afín a los niños; por el contrario, con los años se convierte en un jardín muy feo.

       Ahora os encandalizáis si se os acusa de tener prejuicios, mientras que toda vuestra vida está atestada de ellos. Y no admitís poseer uno de vuestros hábitos acostumbrados, que oscurecen el entendimiento más simple y práctico. Teméis tanto volveros ridículos, que provocáis sonrisas. Y os disgustáis ante la llamada: ¡Sed nuevos! ¡Sed nuevos! No como en un escenario, sino en vuestra propia vida.

       Valoráis la propiedad tanto como si os prepararais para llevárosla con vosotros a la tumba. No os gusta oír hablar de la muerte, pues aún existe para vosotros y habéis entregado a los cementerios una gran parte del mundo. Además, trazáis cuidadosamente vuestras procesiones fúnebres, como si este procedimiento fuera digno de la mayor atención. Y evitáis la palabra "logro" porque para vosotros está ligada a la cogulla de un monje o a la cruz roja. De acuerdo con vuestras ideas, estar ocupado en la vida con estas ideas es un asunto extraño e inadecuado.

       Tampoco mencionemos siquiera vuestra profunda reverencia hacia asuntos financieros. No sólo es una necesidad para vosotros, sino también existe un culto para vosotros en las fórmulas ficticias de un mundo contemporáneo. Soñáis con lustrar vuestro escudo oxidado. Pero mientras evocáis al destructor Shiva, nosotros nos volveremos hacia la creadora Lakshmi.

        En este preciso momento, Saturno está en silencio y la Estrella de la Madre del Mundo rodea la tierra con sus rayos de futuras creaciones.

       Nos acusáis de nebulosas inconsistencias, pero estamos ocupados con los experimentos más prácticos. Y en qué silencio están trabajando nuestros amigos, buscando el medio de experimentos nuevos para el bien.

       Con irritación habéis llariíado a nuestras experiencias "saltos de pantera". Siempre estuvisteis dispuestos a juzgarnos sin absolutamente ningún conocimiento de lo que hacíamos. A pesar de que tenéis la intención de condenar a quienes hablan de lo que no saben, vosotros mismos estáis actuando de esa manera. ¿Dónde está esa justicia para la que os habéis fabricado vestimentas tan torpes y teatrales? Cuando, para vuestra alegría, creáis que hemos desaparecido, estaremos acercándonos otra vez por otro sendero. Sin embargo, no nos peleemos; hasta debemos alabaros. Vuestra actividad nos es útil, y todos vuestros planes más astutos nos dan la posibilidad de continuar con el más instructivo de los juegos de ajedrez.

Cachemira, 1925.


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